Congreso Nacional de Educación Superior: debates actuales para pensar la universidad pública
Octubre 14, 15, 16 de octubre de 2021 Colombia
Mesa Amplia de Profesoras y Profesores de Universidades Públicas MANPUP
Eje: Nuevos sentidos de la educación pública superior en Colombia
Hagamos de la universidad “una obra de todos, un espiral cuyo ritmo ascendente se acelere en esa multiplicación en la que cada uno, hacedor o receptor pueda dar el máximo de sus posibilidades”
Julio Cortázar.
Elaborado por: Comisión académica de la MANPUP
Presentación
El eje de reflexión se orienta a identificar y definir los nuevos sentidos de la institución universitaria pública en el contexto de un país en crisis social profunda, donde las desigualdades tienden a incrementarse más y más. Pensar el papel político y pedagógico de la universidad pública colombiana significa ubicarla en muy diversos escenarios sociales. Asumirla en sus entrecruzamientos con los derechos humanos, la memoria histórica, la diversidad territorial, los procesos transicionales y, en la situación actual, con el proyecto de pos-acuerdo, los abordajes de resolución de conflictos y la prevención de múltiples formas de violencia.
Significa definir e implementar procesos académicos orientados a la formación de sujetos críticos, autónomos y con responsabilidad social. La situación social actual demanda una formación integral, cualquiera sea el campo del conocimiento que se cultive (humanística, técnica, tecnológica, científica y cultural). Esta formación integral facilita la comunicación y construcción de conocimientos más complejos cuando reconoce diversos saberes y asume el desafío de socializar en clave de una nueva cultura política, en y desde la justicia social y ambiental, la afirmación de los derechos humanos y la dignidad.
Este ethos universitario plantea nuevas exigencias a los ejes misionales de la actividad académica de la universidad (docencia, investigación y extensión). Dichos ejes deben responder de manera más pertinente al contexto histórico concreto de este país, marcado por la continuidad de un prolongado conflicto político interno armado, el agravamiento de la crisis social y ecológica derivada de las imposiciones políticas y económicas del sistema productivo, financiero y comercial , y un proceso jurídico-político transicional que favorezca la construcción de paz.
La crisis en la educación y en el sistema educativo de las últimas tres décadas, se enmarca en un modelo privatizante, sometido a las leyes del mercado bajo directrices ideológicas neoliberales, que configuran el llamado capitalismo cognitivo. Esto implica la apropiación privada directa del saber humano como generador de plusvalía y ganancias para el capital, la mercantilización del trabajo intelectual; la explotación de la fuerza de trabajo de docentes y no docentes, entre otras. Se estimulan dinámicas “académicas” orientadas a hacer del estudiante un operador funcional del sistema y no un sujeto activo y crítico. Esta tendencia dominante se impulsa y estimula desde los organismos internacionales de economía y desarrollo para ajustar las políticas sociales y educativas de los países.
La consolidación de este modelo ha llevado a considerar como “normal” una concepción de la educación como mercancía, como un bien privado e individual, y como un privilegio por el cual los estudiantes deben competir y pagar. El Estado se asume como entidad que “subsidia” o “benefactora” de quienes logren demostrar condiciones de pobreza y méritos para acceder a ella. Se fomenta una educación profesionalizante, orientada a la capacitación técnico-científica para el mundo del trabajo, funcional a la reproducción del sistema social capitalista que promueve el éxito individual, la lógica productivista, el ascenso social como meta y la competencia entre los integrantes de la sociedad.
Estas tendencias hegemónicas tienen a la universidad pública en cuidados intensivos. Por un lado, la des-financiación estatal y su correlato, la auto-financiación, tiene consecuencias graves para la autonomía universitaria, las condiciones laborales de las y los trabajadores universitarios, el fomento de la investigación, las estrategias de proyección/extensión y para sostener los proyectos formativos de calidad. De otro lado, el modelo educativo vigente crea una distorsión al sentido de la educación pública en nuestro país, una crisis de identidad colectiva de los actores sociales universitarios que no logran nuclearse bajo un proyecto común contextualizado, orientado por preguntas en torno al tipo de sociedad y de sujetos que se quieren formar.
La insatisfacción y rechazo con este estado de cosas se expresa de diversos modos: en las iniciativas de movilización estudiantil, en las agendas de los sindicatos y en las exigencias de las plataformas profesorales por la defensa y fortalecimiento de la educación superior pública del país. Las expresiones de rechazo y resistencia al tipo de educación que se viene imponiendo ponen sobre la mesa, la necesidad de abordar debates acerca de la justicia social, curricular, cognitiva, anamnética, económica, etc. Se trata de desafíos respecto al sentido, misión y principios-guía de la educación y la universidad pública, hoy en disputa.
La comunidad académica y los planificadores de políticas educativas tienen que salir de sus propios monólogos, conversar con inteligencia y con compromiso social y ético, para consolidar un proyecto colectivo de largo aliento que permita materializar el goce efectivo de la educación como derecho. La importancia de lo público y del conocimiento como bien(es) común(es), está anclada en los siguientes principios:
Un principio político. El discurso educativo es un discurso político. La formación académica es formación de ciudadanos, tiene un lugar en el ámbito de lo público, de lo común y recrea un mundo intersubjetivamente compartido. La formación educativa se orienta a la construcción de comunidades universitarias críticas, de ciudadanías, de nuevas subjetividades y en el fortalecimiento del vínculo educativo y social para la transformación colectiva de la sociedad. El énfasis que se pone en los diferentes campos del conocimiento debe igual o con mayor intensidad orientarse a formar ciudadanos con responsabilidad social.
Un principio ético. La formación académica se teje como red de relaciones constitutivas de vínculo social que implican confianza, reciprocidad, acogida, solidaridad y responsabilidad. Relaciones orientadas por el compromiso de formación de sujetos críticos dispuestos a pensar la sociedad, a cuidar la vida en todas sus manifestaciones, a crear cultura, ciencia y tecnología.
Un principio pedagógico. La experiencia y la práctica educativa como posibilidad de la palabra, de la reflexión en nuestros entornos universitarios y de formación en el mundo de la vida. Como actuación ético-política contextualizada y diversa, como construcción social de comunidades universitarias orientadas a la formación de pensamiento crítico y a la producción de conocimientos pertinentes. Afirmamos una relación dialógica entre aprendizaje y enseñanza. Se aprende enseñando y se enseña aprendiendo. Imaginamos el proyecto pedagógico como construcción colectiva a partir de la reflexión de las experiencias académicas de la comunidad universitaria. Es necesario abrir espacios para el ensayo de nuevas dinámicas educativas en el sistema educativo y/o replicar experiencias exitosas pasadas.
En coherencia con estos principios y en sintonía con las exigencias del movimiento social, las y los profesores que confluimos en la MANPUP reivindicamos la educación superior pública como un derecho humano y social universal que permite el acceso al bien común del conocimiento. Concebimos la educación como hecho social, como práctica emancipadora que posibilite la formación de sujetos comprometidos con sus comunidades. Una educación con el objetivo de crear transformaciones sociales, culturales y económicas, orientadas a la construcción de una sociedad solidaria, sustentable, centrada en el respeto y cuidado de las múltiples formas de vidas.
El objetivo del Congreso Nacional de Educación Superior es reflexionar y construir colectivamente horizontes de sentido para la universidad pública colombiana, motivados por las siguientes preguntas:
- ¿Cuál es la concepción de educación que debe orientar la construcción de un nuevo sistema de educación superior público para nuestro país?
- ¿Cuál es el proyecto identitario colectivo en el que queremos vincularnos?
- ¿Qué tipo de sociedad y de sujetos queremos contribuir a formar desde las universidades públicas colombianas?
- ¿En qué tradiciones, emergencias y conflictos se inscribe hoy, la formación de estudiantes en nuestras universidades públicas?
- ¿Cuáles son los saberes culturales, disciplinares, investigativos, epistémicos y contextuales que queremos y necesitamos posicionar como Universidades Públicas?
Convocamos a pensar y debatir temas como:
- Fundamentos filosóficos, culturales, científicos y epistémicos de la formación universitaria en Colombia
- Características de la sociedad colombiana (diferenciada por territorio, clase social, cultura, etnia, género), del contexto nacional e internacional que sustentan el sentido de la educación y los énfasis específicos en el proceso de formación.
- Los diferentes modelos de educación superior, hoy en disputa, y el proceso de materialización en las universidades públicas colombianas.
- Los imaginarios y representaciones sociales, heredados, activos y emergentes, en torno a las universidades públicas en nuestro país.
Los principios, preguntas y temas orientadores se inscriben desde la siguiente perspectiva:
✔ Tejer comunidad universitaria
✔ Construir narrativas identitarias
✔ Fortalecer y ampliar prácticas y repertorios de acciones colectivas
✔ Atender la formación ética, política y estética
✔ Promover y sostener el vínculo organizativo desde y en la diferencia
✔ Afirmar la relación entre estamentos universitarios, organizaciones gremiales y movimientos sociales.
✔ Fortalecer el tejido social universitario, lo que implica ampliar las prácticas de participación, formación política y acciones colectivas.
Además de estos principios, preguntas y temas generadores para el debate durante el congreso, se logran identificar en los últimos años dimensiones de la vida académica que habían sido veladas o subvaloradas con respecto a los ejes alrededor de los cuales se desarrolló la acción colectiva del estudiantado y el profesorado en el siglo XX. Dimensiones que nombramos como nuevas racionalidades y sensibilidades: 1) feminismos, género y diversidad sexual, 2) la producción social del conocimiento y la crítica al capitalismo cognitivo, 3) derechos humanos y protesta social, 4) la relación entre educación, ambiente y territorio. Estas han ido ganando espacio en el quehacer de muchas organizaciones, colectivas o grupos de trabajo como aspectos centrales del pensar y el sentir de quienes conformamos las comunidades académicas. La universidad contemporánea debe responder a estas nuevas sensibilidades y racionalidades para conservar su pertinencia como eje de la autorreflexión colectiva en la sociedad colombiana.
La realización de este encuentro nacional por la educación superior, se orienta por la necesidad urgente de configurar comunidades académicas que dialogan y crean nuevas alternativas ante la crisis multidimensional que vive Colombia y en particular la educación pública universitaria. Buscamos potenciar una comunidad que reconozca los antagonismos irreconciliables y lo conflictivo, pero también la posibilidad de establecer acuerdos, el reconocimiento de la diversidad, la alteridad y las dinámicas colectivas. Deseamos impulsar vínculos y sentidos compartidos que hagan posible la acción política transformadora y la construcción de universidad pública.
Universidad pública cuya legitimidad se sustenta en una perspectiva ético/política posibilitando sus vínculos con la cultura, la ciencia, la tecnología y la política. Comunidades universitarias en permanente movimiento, en diálogos interculturales, intergeneracionales entre sus estudiantes, profesores, trabajadores no docentes, egresados y con la sociedad en su conjunto de manera amplia y diversa. Con una finalidad clara: afianzar la universidad como productora de cultura, de conocimientos pertinentes y necesarios para comprender el contexto social y transformarlo.