El sentido de la educación
Introducción.
La iniciativa de impulsar un congreso sobre la educación en Colombia, con énfasis en la educación universitaria ha planteado como uno de los ejes de reflexión el tema de pensar y construir nuevos sentidos de la educación pública superior en Colombia.
Pensar sobre la educación en general y sobre la educación universitaria en particular es antes que cualquier otro tema, una reflexión sobre la situación social de crisis de descomposición, incremento de la desigualdad social y una crisis ambiental. Por lo tanto, el reto que se presenta es realizar búsquedas y encontrar alternativas desde el campo de la educación hacia una sociedad mas equitativa social, cultural y ambiental.
Desde el campo de la educación pública es necesario garantizar la persistencia de una lucha contra la explotación social y ambiental y contra la pobreza. Esta persistencia implica en consecuencia la búsqueda y concreción de dinámicas educativas alternativas a los modelos que se vienen implementando desde las décadas de los 80 y 90 en el mundo y que cobran especial énfasis en el siglo XXI. En los últimos 20-30 años en Colombia, la inercia del área educativa se ajusta normativamente a un modelo de modernización teniendo como referente el oxímoron de “educación empresarial” que convierte la enseñanza, el aprendizaje, la formación y la titulación en iniciativas de mercado.
La modernización de la educación entendida como mercancía ha implementado una serie de estrategias de colonización de la experiencia subjetiva y colectiva. La descolonización es el tema inicial a cuestionar y superar. Se trata en consecuencia de definir los derroteros de una educación orientada a la formación integral, individual y colectiva, y a la búsqueda de escenarios sociales mas equitativos impulsados por ciudadanos críticos, en cuya formación, las dinámicas educativas hallan dejado huella.
Los cantos de sirena de la modernización empresarial educativa con sus fantasías de paraísos fallidos ha conducido finalmente a desvelar las realidades del desempleo en los jóvenes profesionales y a propagar entre ellos, que no existe salida posible ni posibilidad de cambio. El escenario de un nihilismo o un cinismo frente al futuro y una actitud creyente en que el futuro hará lo que no somos capaces de impulsar en el presente son dos caras de la misma moneda.
El reto de la búsqueda y concreción de nuevos sentidos a la dinámica educativa no es una tarea fácil. El proyecto de educación empresarial vigente ha entronizado con fuerza en las instituciones educativas a todos los niveles. La defensa incondicional de ese modelo es requisito fundamental para recibir el aval en los procesos de nombramientos de directivos en las universidades públicas e incluso para mayor gravedad, es también, sinónimo de propuestas “serias y solidas” en sectores del estamento profesoral.
La descolonización implica por lo tanto someter a este modelo de educación a una reflexión critica, sendero por el que nunca transitó, porque fue una imposición impuesta desde afuera pero que encontró por múltiples razones, una acogida favorable en sectores del estamento profesoral, no así del movimiento profesoral.
El llamado a reflexionar sobre el sentido de la educación que propone la MANPUP es ante todo a pensar la naturaleza de los resultados que ofrece una perspectiva empresarial y ante todo, las consecuencias a futuro si este modelo se continúa consolidando en nuestro sector educativo. Por lo tanto, es imprescindible pensar alternativas frente a unas dinámicas que pueden dar al traste con la idea de educación como formación integral de individuos autónomos, con capacidad crítica y con sentido y responsabilidad frente a las construcciones sociales colectivas.
Por lo anterior, es fundamental desarrollar un proceso de construcción colectiva, en todo el campo de lo social, y en nuestro caso, desde el sector educativo, orientado a descolonizar del discurso empresarial que hace desastres en la política y en la educación.